Heraclio Farias, nuestro bisabuelo, consagró su vida en fabricar placer. Pero no por que sí. Era un placer que, aunque solo tenía su aquel, era mejor si era compartido. Para él el deleite entre amigos o con la familia era la salsa de la vida. Porque decía que abría mentes y corazones. Y se hizo todo un mito por ello.
RICARDO FARIAS
EL GEN DEL ESFUERZO
El alma de aquel Farias pionero sigue con nosotros, sus herederos que ahora también nos dedicamos al placer, pero esta vez cambiamos el humo de los puros por el del café.Y lo hacemos en el país más placentero del mundo. Hemos creado más que un café, una poción de alegría y gente, como un Señor Farias. Pero con alegría y gente. Aquí hacemos café del bueno, acompañado de suculentos (pinchos y postres). Cariñosamente.